Viernes, 18.00 horas. Toda una dura semana de trabajo a punto de terminar, ya hemos presentado los escritos que teníamos pendientes  y comprobado que han sido aceptados. Pero, un día más, un viernes más, acaba de llegar otra notificación para procesar y  enviar al Letrado. Es desesperante.

Este ejemplo, basado en hechos reales ocurridos en más de una ocasión en mi despacho,  viene a colación de reivindicar un horario sensato en el envío de las notificaciones a través del sistema LEXNET a los despachos de procuradores. Se habla y con cierta vehemencia, de la conciliación de los horarios y de poder salir del puesto de trabajo a las 18.00 horas.

La realidad es bien distinta. Como todos sabéis el sistema LEXNET no tiene predeterminado un horario de cierre del envío de notificaciones, lo que implica, indefectiblemente que existe la posibilidad cierta de recibir notificaciones  de 8.00 a 18.00 horas. La realidad de esta situación implica la ineficiencia de la organización del profesional. Al no poder prever un horario, no se puede planificar una jornada laboral en ningún caso.

Entiendo, y propongo desde aquí, que se racionalice esta situación. Sugiero que por ejemplo haya dos ventanas de lanzamiento de firma a los colegiados, la primera entre las 8.00 y las 9.30  horas y la segunda a las 14.00 horas. A partir de esa segunda ventana, todas las notificaciones que lleguen al Colegio deberían ser recibidas con fecha del día siguiente y ser notificadas en la primera ventana de la mañana siguiente.

La consecuencia es ventajosa para todos: podríamos implantar la jornada continua para nuestros despachos, los Letrados podrían tener la seguridad de poder dar por cerrada la recepción de notificaciones a primera hora de la tarde…

LEXNET ha sido un avance, pero implantado por completo y gestionado con éxito por los agentes jurídicos, creo que ha llegado el momento de racionalizar la herramienta. Todos debemos estar abiertos a las mejoras, no solo técnicas; de lo contrario los avances pueden convertirse en una pesada carga que a nadie agrade y que pocos ayuden a mejorar.